Un modelo comunitario para combatir la exclusión.-

Cómo se actúa frente a una situación de crisis de una persona con padecimiento mental y/ó con consumo problemático.-

En los últimos meses se ha debatido en torno a la libertad de algunas personas, que han sido encasilladas como locos o drogadictos. Como sociedad aún desconocemos, o negamos, como convivir con padecientes mentales y adictos; a pesar que esta provincia fue pionera en la desmanicomialización y esta ley está próxima a cumplir 30 años.

En Río Negro, se desarrolla una práctica comunitaria de la salud mental y adicciones. Esto quiere decir que el Estado reconoce los derechos de los usuarios del programa y se abandona el paradigma tutelar para pasar a uno que atiende sus problemáticas dentro de la comunidad.

Por lo tanto, ante una situación de emergencia se debe actuar como con cualquier persona: hay que llamar al 107 o al 911. Las acciones de los cuerpos policiales y fuerzas de seguridad están estipuladas en el Artículo 20° de la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, y en el Artículo 17 de la Ley Provincial 2440.

A partir de un trabajo de articulación entre diversos organismos nacionales especializados en la temática, entre ellos Ministerio de Seguridad, Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones, y SEDRONAR, se elaboraron una serie de pautas de intervención para las fuerzas de seguridad ante situaciones de crisis.

Un modelo comunitario para combatir la exclusión como método:

El Lic. Leonardo Paniagua, responsable del Departamento de Salud Mental Comunitaria, y la Lic. Fernanda Oyola Arias, a cargo del Departamento de Adicciones, dialogaron con Noticiasnet sobre la forma de trabajo que lleva adelante el gobierno provincial.

“La idea de la salud mental comunitaria es, en primera instancia, poder generar atenciones de salud mental centradas en la propia comunidad. Que se puedan hacer prácticas que tengan en relevancia al sujeto, en la vida en comunidad, no en encierro, buscando las cuestiones proactivas de su vida y lineamientos de prevención de la salud”, expresó Paniagua.

En este sentido, Oyola Arias, manifestó que  “el objetivo último buscado es la inclusión social de las personas con sufrimiento mental, incluyendo a las personas con problemáticas complejas entre los cuales pueden estar los consumos problemáticos”.

“Hay cierto consenso social o cierto sentido común, de seguir pensando la exclusión como la forma prioritaria de abordar los consumos problemáticos. Entonces, explicitar la inclusión en este marco legal nos permite sostener la apuesta que el tratamiento y el abordaje de estas problemáticas sean en comunidad”, agregó.

“Es necesario poner en relieve que la exclusión no es una solución, porque dura mientras la persona no está en comunidad y al volver se encuentra con lo mismo. Tiene que ver con los determinantes sociales de los procesos de salud, enfermedad, atención y cuidados. Muchas veces los consumos problemáticos son la punta de un iceberg y es necesario abordar, problemáticas socio ocupacionales, problemáticas de violencia y/o problemáticas de vulneración de derechos de todo tipo”, destacó.

Finalmente, se refirieron a las resistencias que suelen encontrar en la sociedad en cuanto al desarrollo del modelo comunitario de salud mental y adicciones.

“Siempre hay resistencias, pero vamos cambiando como sociedad. Parte de nuestro programa tiene un lineamiento que es trabajar con el imaginario social de la locura. A veces se tiene una representación del padeciente mental como alguien peligroso. Como es alguien potencialmente peligroso para la sociedad lo que conviene es encerrarlo y tenerlo cautivo. Otra línea de ese imaginario social también es una romantización de la locura, es creer que todos son artistas.”, contó Paniagua.

“Todas las personas somos distintas, quizás en los usuarios de salud mental se cristalizan representaciones más negativas y eso impide el trato de persona a persona. Pero las personas que tienen un padecimiento mental las tenemos que ver desde una perspectiva de derecho. No dejarlas excluidas, nuestro objetivo máximo es la inclusión de esas personas. A cada una de ellas tenemos que evaluarla y analizar qué apoyo le tenemos que dar para que esté más incluida”, siguió.

“Nuestra tarea es tener algún efecto en la sociedad, decir cómo abordamos la salud mental de manera comunitaria y revertir la estigmatización de las personas con padecimiento mental; que esto muchas veces tiene que ver con el desconocimiento”, remató.

Por su parte, Oyola Arias, señaló que “el trabajo es con todos. La riqueza del modelo comunitario tiene que ver muchas veces con esto de salir de los estereotipos estigmatizantes. Que estos también incluyen a las profesiones y los trabajos vinculados a la salud mental comunitaria. El trabajo integral es poner en juego múltiples herramientas y asumir todas las condiciones de la tarea”.

“Lo que hace nuestro modelo es que lo prioritario sea ver como ir acompañando como ir acompañando lo que ocurre a nivel local. Entonces depende mucho de la realidad local, para acompañar o iniciar una estrategia. El modelo de salud mental comunitaria tiene que ver con el armado de la redes, porque no es hospitalocéntrico, no está pensado referenciando a un servicio, la asistencia se brinda, pero lo integral tiene que ver con que las personas tengan sus propias redes”, concluyó.

Fuente:

https://www.noticiasnet.com.ar/nota/2021-8-30-11-22-0-como-tratar-con-padecientes-mentales-y-adictos